domingo, 19 de agosto de 2012

ANITA SANHUEZA URIBE - CONCEPCIÓN



Somatizar y luego elegir


El lenguaje de mi cuerpo nunca deja de sorprenderme.

Expulso, retengo, exhalo, me vierto.
Así sé que debo prepararme.

El que crea en Dios que rece,
el que crea en sí mismo que no de tregua,
el que crea en manos sanadoras que se deje tocar,
el que crea en las energías,
que se deje llevar por ellas.

El que crea
en milagros que espere,
el que quiera
cerrar los ojos, que los cierre,
pero debe saber
que sufrirá de ceguera por la vida,
el que quiera vivir como dijo siempre pensar, ¡adelante!

aprendí a rezar y luego lo olvidé,
aprendí a volar y luego caminé,
aprendí a llorar y nunca lo olvidé,
aprendí a escribir y ahí me refugié.

Pero hay algo que nunca aprendí: A callar.







          Renuncio

Renuncio al abrazo mezquino,
al beso fiado y
el amanecer sin trasnoche,
renuncio al silencio nocturno,
a la conversación sin yo misma,
al llanto sin risa y
 a la soledad atestiguada,

Renuncio al desprendimiento
de mis paredes aún con vida,
y el cantar maltrecho
de mis afanes truncos.
Renuncio a la fertilidad
de mis entrañas añosas,
y al sueño fecundo
 de transportar vida.

Renuncio al descuido
de mi piel deslavada,
a la elocuencia
de mi voz gastada.






Gente que quiso ir al norte y fue al sur

Gente forzada a hacer recorridos fugaces, encuentros y desencuentros planificados o fortuitos, un eterno sube y baja de escalinatas viajeras.

Eternos pasajeros o transeúntes perdidos, cuerpos que se desplazan abandonando su naturaleza bajo aquella escalinata taciturna, cómplice y muda.

En cada aeropuerto, estación de trenes, terminal de buses, en cada puerto deambulan sombras, fantasmas, duendes, espíritus, cuerpos vacíos, gente que quiso ir al norte y se fue al sur, gente que quiso ir al sur y se quedó en el norte.

Sin intuirlo siquiera, se está frente a un espectro, una sombra que simula traer encima cuerpo y alma y no es más que una aparición surrealista y mágica del ser humano que alguna vez le habitó.





Necesito una puerta

Al abrir la mirada lo hace con los párpados herméticos,
sin poner un pie bajo la cama comienza a hacer un viaje.

¿A dónde andas? pregunté.

Veo una roca gigantesca, las olas golpean con fuerza
su majestuosa figura de piedra.
Yo sigo allí sentada en la arena, está brava la mar
y una llovizna helada moja mi rostro.

Necesito una puerta, quiero salir de allí.

 


Sacudo mi prisa soberana


Sacudo mi prisa soberana
aguardo la huida con la espera
acudo a recuerdos condensados
rescato la tibieza de un acierto.

Comprendo la encrucijada de una senda
camino por senderos ya pisados
florece la ternura de un hallazgo
renace la esperanza y la mirada.

Escondo la premura y arrebato
contengo el sollozo somnoliento
fabrico una muralla de enterezas
me armo y me desarmo cada día.

martes, 14 de agosto de 2012

Hacia un intento de caracterización



 

Por Soledad Bianchi
   

    Como "poesía en movimiento" que busca y que se busca, toda proposición sobre el trabajo que hacen hoy los autores chilenos que comienzan será aproximativa, y doblemente provisoria, porque hablará de un poetizar que se está haciendo y que está en pleno período de formación y porque, además, estará limitada por la lejanía de Chile y por las separaciones entre los diferentes puertos del exilio.

    En un primer momento se sugerirá un panorama muy general para entrar, con posterioridad, en ejemplificaciones más precisas, aunque desgraciadamente parciales debido a la imposibilidad de transcribir todos los textos en su completa extensión.

    En la poesía de Gonzalo Millán se encuentran muchas de las características de la poesía producida por los más jóvenes. Tanto la objetividad como el distanciamiento, que no significa indiferencia, pueden encontrarse en algunos poemas de Miguel Vicuña, Gustavo Mujica, Javier Campos o Bruno Montané. En ellos desaparece el "yo" para dejar su lugar a una simple mirada, a un punto de vista o perspectiva que cambia rápidamente de enfoque logrando entregar una visión general que, con frecuencia, delata -por su mismo mecanismo, por su solo funcionamiento- la mecanización, la deshumanización y la soledad del mundo que revelan. Este es uno de los grandes temas que es posible reconocer en los trabajos de los jóvenes, cada uno con diferentes procedimientos, cada uno desde diferentes aproximaciones.

    La violencia aparentemente oculta, de un mundo quebrado, es descubierta por las "fotografías" de Javier Campos(18) cuyos daguerrotipos tienen la capacidad de penetrar en el interior de este universo mostrando, así, un "ambiente de pesadilla e irrealidad", y el quiebre y la falsedad de sectores que la foto inmoviliza, obligadamente, develando su vetustez y las limitaciones de las relaciones humanas. Bárbara Délano utiliza, tambíén, esta misma imagen, pero con una función más tradicional: fijar un pasado desaparecido, un ayer donde el amor, la solidaridad y el cariño priman sobre la violencia y la muerte actuales(19). Las "postales" de Antonio Gil muestran, más bien, un álbum de espacios -paisajes o lugares- que, en su sucesión o en su simultaneidad, parecen adquirir movimiento(20).

    Probablemente, es en Gustavo Mujica y en Mauricio Redolés donde la preocupación por "lo chileno" se da de modo más evidente. Mientras éste incorpora no sólo léxico y modismos del español de Chile sino también una escritura fonética, Mujica, que acoge lo primero, se propone además integrar irónicamente "mitos nacionales", dejando constancia de las costumbres y modo de decir. Al mismo tiempo, trabaja con el "collage" que homogeniza citas con textos propios y, otras veces, su "poesía permutativa"(21) impulsa al lector, a completar y a re-hacer su propio poema.

    La "dialéctica de la mirada del 'autor' y del 'lector'"(22) en que éste es obligado a participar, impidiéndosele que enfrente una obra acabada, es la exigencia que aparece en muchos de estos poemas, sea porque debe resolver y captar la ambigüedad del lenguaje de Jorge Montealegre, que juega con las semejanzas de las palabras; sea en la percepción del corrosivo humor de Erick Polhammer o de Rodrigo Lira; sea en la comprensión de los poemas de Raúl Zurita como formas artísticas que no suplantan a la realidad, sino como experiencias de vida que en su trayectoria deberán desembocar en una utopía, en un posible que ella misma irá construyendo y que, entonces, podrá entenderse como un producto de arte a compartir(23); sea incorporándose al juego de los sonidos en los textos de Miguel Vicuña o de Roberto Bolaño.

    Mientras casi todos estos autores son citadinos y habitantes urbanos, Carlos Alberto Trujillo es excepción. Habiendo pasado casi toda su vida en la lejana isla de Chiloé, su poesía -más íntima- muestra interés por lo pequeño y lo valoriza, y su cercanía de la naturaleza lo hace expresarse con sencillez en una poesía breve donde la lluvia, el mar, la noche o el silencio se transforman en imágenes que contrastan con el bullicio y la lejanía del hombre con el hombre, propios de la urbe.

    Si hace algunos años la primacía de un poema conciso, de verso corto y de lenguaje y situaciones frecuentes parecía netamente imperante, en especial en la voz de José María Memet; hoy, sin embargo, ya se percibe la influencia del nóvel Raúl Zurita que, a su vez, podría acercarse a Juan Luis Martínez no tanto en su poetizar mismo como, más bien., en la concepción y el modo de comprender la escritura y la poesía.

    No es difícil reconocer en la obra de los nuevos las lecturas más frecuentes y la fuerza y atracción de ciertos antecesores. La escritura de Jorge Etcheverry y de Naín Nómez, de largos versículos cargados de imágenes y ritmo en poetas de estructura fragmentada, reconoce la poesía de De Rokha, injustamente olvidada incluso en la actualidad. Similares características formales pueden encontrarse en textos de Roberto Bolaño y Bruno Montané, pero su diferencia reside en el mundo expresado y sus preferencias.

    Desde Huidobro, los nombres se van acercando hasta hoy y no se evita 1a simplicidad y el compromiso de Cardenal, la profunda reflexión de Lihn, la añoranza de Teillier ni la ironía de Parra. Figura ineludible, la presencia de Neruda se evidencia en el respeto hacia su actitud humana por concebir y hacer una poesía ligada a la lucha cotidiana de la justicia y la igualdad: los poemas dedicados a su memoria afloran en cantidad. Sin embargo, el rastro nerudiano no se hace tan visible en la obra de los actuales.

    Para los jóvenes chilenos que nos dedicamos a esto de la poesía
    mistral, huidobro, neruda, de rokha, pezoa veliz, parra,
    por mencionar sólo algunas estrellas locales
    son la cordillera de los andes
    y nosotros

    los de hoy en la mañana
    no alcanzamos ni a esos montoncitos de arena
    que hacen los enamorados en las playas
    (furia, pasión, impaciencia, ansiedad, jadeos)
    y el mar brama y brama a nuestros pies
    ("Composición escolar", Mauricio Redolés)(24)

    La complejidad de la existencia, la incapacidad para comprenderla, la rapidez de los sucesos de cada día, la fugacidad de la vida y la presencia inevitable y constante de la muerte, la deshumanización que acompaña al explosivo desarrollo industrial, la influencia de los medios masivos de comunicación, la falta de libertad del hombre que se crea una dependencia de los objetos en la sociedad de consumo, enfrentan al poeta que produce una obra de formas múltiples que varían, incluso, dentro de un mismo texto. Hombre de hoy, el autor se siente incapaz de penetrar, abarcar y explicar esta realidad en su complicación, y de resolver su sin sentido:

    Hace años que estamos recorriendo las calles
    En ataúdes herméticos

    ("Santiago, 75", Javier Campos)

    

    El hablante se sabe y reconoce limitado en su capacidad de conocimiento, sus ansias de comprensión se muestran en la rápida movilidad de su mirada que va captando sólo lo que ve, sin poder entrar en profundidad:

    Qué perdición estos rebaños
    las dehesas heladas con sus cabras
    un hombre que es otro que es otro
    que es otros hombres.

    ("Sintonías", Antonio Gil)(25)

    La disgregación del mundo también se transmite a la voz que se expresa, sin rigidizarse en una sola actitud, variando del "yo" personal al colectivo, constriñéndose a ser simplemente un punto de referencia o asumiendo, casi simultáneamente, diversos orígenes:

    En la vereda poniente al abordaje de un cuerpo
    es tarde,Hay reminiscencias que dan vida al tacto
    Por las fosas nasales el aire de la tarde
    en la retoma del día
    He soñado toda la noche con los bordes
    adheridos a la casa
    asistí a la coronación del jardín
    Hemos girado dando un vuelco monótono
    a nuestros saltos
    anidando en los huecos de nuestra soberanía
    agráfico, en bruto, despertar en almohadas
    envuelto en rugidos

    (Fragmento de "Acecho"' Marcelo Mellado, 1955)(26)

    

    Los diferentes modos de decir acercan el habla del charlatán del consultorio sentimental o igualan al noticiario, los fragmentos de canciones o las publicidades con los trozos de poemas ajenos y muestran -mediante el collage y el montaje- la heterogeneidad, dificultad y superposición de niveles que la poesía no debe, no puede ni quiere dejar de acoger:

    Apurad la muerte ancianos
    Tomad la vida corno un regalo
    señoras y señoras
    como un regalo quitado.

    Y ahora todos con las palmas a ver: Rosa María se fue a la playa
    se fue a la playa se fue a bailar
    y cuando estaba sentadita en la arena pasó una vaca
    y no la dejó ver el sol
    o la mató no se sabe pero lo cierto es que desapareció. Ayer justamente leí que estaba en Buenos Aires che. Pero ayer
    leí justamente que no estaba en Buenos Aires che.

    La abeja se queja
    La masca la mosca
    Huye el cuye
    Se ebulle la cosa.

    (Fragmento de "Algo que no tiene nombre le ha ocurrido al gallo",

    (Erick Polhammer) (27)

    

    La tendencia general hacia una búsqueda de la simplicidad -característica de ciertos representantes de generaciones anteriores-, más de una vez ha sido tomada erradamente porque se ha confundido con rapidez en el hacer y simpleza y evidencia en el decir. Pocos eluden la sencillez de una poesía hecha, a veces, para ser recitada que se propone acceder rápidamente al oyente:

    

    Ahora me duermo con cuidado;
    no quiero que a alguien le moleste
    que me disponga a soñar con ciertas cosas
    de mal gusto en esta época,
    como despertar sin calles sucias
    y la primavera detrás de la puerta.

    ("Ahora me duermo", Esteban Navarro, 1955).

    

    Sencillez de la sintaxis y de un lenguaje donde es frecuente el uso de chilenismos y hasta de una escritura fonética que pretende transcribir la forma exacta en que se habla el español de Chile o que incorpora términos extranjeros con los que el exiliado quiere mostrar el choque de idiomas y la necesaria y difícil incorporación al país ajeno:

    ¿May I say something?
    te quiero
    con
    mis ganas
    ésas
    de hambre desértico
    y fome
    without any charm
    I love you
    con toda la estupidez de
    hablar mal and in two lenguages
    I love you
    seriously
    honestly
    sin hueveo
    corazón.

    

    ("Solicitud", Mauricio Redolés)(28)

    

    Otras veces, el lenguaje -aparentemente simple- juega con la ambigüedad que exige una mayor integración del lector al movimiento que va de la semejanza o exactitud fonética a la diferencia de significado:

    ¿Por qué Yumbel significa arco iris?
    La marmita estaba llena de moho,
    húmedo humus solamente y huesos.
    Terminó la búsqueda y el término. (29)

    

    ("Términos", Jorge Montealegre)

    

    La simplicidad se da, también, en las situaciones aludidas ya que no existen ni realidades ni objetos más poéticos que otros o que merezcan privilegiadamente ser cantados:

    Shampoo
    Linic
    remueve
    la
    caspa.
    La
    pasa
    de
    un
    lado
    de
    la
    partidura
    para
    el
    otro.

    

    ("Shampoo Linic", Claudio Bertoni)(30)

    

    

    El poeta nivela o iguala los asuntos poetizados y no existen zonas, lugares, cosas, materias ni personas que merezcan su rechazo, y puede referirse con una actitud similar a un ser o a un acontecimiento imaginario o real, a un objeto hermoso o feo, a una realidad negativa o a un hecho heroico, al amor triunfante o al fracasado:

    

    Porque ya no nos aman con el furor de antaño
    no nos abren el alma están abandonadas
    por toda la república se les hielan las piernas las malignas las náufragas las palurdas las ciegas
    Porque ya no nos aman con el furor de antaño
    ensuciarnos la ropa militando en el vino
    nos vamos arrugando como gato al acecho
    de una Alicia cualquiera
    Porque ya no nos aman porque ya no nos aman
    el mundo se despuebla se descapitaliza
    las muchachas se duermen marchitando la noche
    sin saber que el sol nuestro es más largo en invierno
    Porque ya no nos aman el mundo se despuebla
    Porque ya no nos aman con el furor de antaño.

    ("Los despechados", Juan Cameron, 1947)(31)

    

    La libertad se extiende a la utilización de los más diversos metros, versos, estrofas. La sintaxis no es rigurosa y -a veces- la ausencia de nexos gramaticales entre palabras o frases ayuda a expresar la incoherencia o dificultad del mundo actual:

    la unión
    para el caso
    digo sublime
    connivencia bar
    el ocaso

    no fue
    más que una
    total
    cero a cero
    soberana

    con patas
    digo
    peluda

    

    ( "Abschied", Miguel Vicuña)

    

    Tampoco la puntuación se somete a reglas ni existe ninguna imposición en la rima (que se da muy rara vez):

    

    Espumas de los polos que en las rocas,
    hacen anillos de sal, hacendosas,
    son las sirenas que esperan ansiosas,
    clavar sus blancos encajes y tocas.

    ¿Qué bergantín no esperan estas locas,
    espumas de los polos, blancas rosas,
    romper en mil astillas venenosas,
    besándole a los náufragos la boca?

    Como novias desnudas en las aguas
    a todos los viajeros enamoran
    luciendo sus estelas como enaguas.

    Y brillan bajo el ruedo las espadas
    que clavan tan sonrientes aunque lloran,
    dueñas del tiempo, damas de la nada.

    ("Espumas de los polos", Leonora Vicuña)(32)

    

    

    Aunque no existen medidas predilectas, puede notarse una inclinación a la brevedad: la fuerza de concentrar en pocas palabras provoca un estallido de significado poético en textos que, más de una vez, recuerdan el epigrama:

    

    Acaso el juego consista
    En mostrar todas la cartas
    Y ocultar sólo el dolor
    Bajo la manga

    ("Ardid", Teresa Calderón, 1955)33

    

    Otros poemas -que pueden no ser largos- intentan el relato de una historia que se desarrolla con personajes en acción y con diálogos:

    

    Y nos acostamos desnudos
    como si fuéramos a hacer algo
    y no hacíamos nada más que rozamos
    pecho con pecho
    mis pezones
    y los tuyos
    los míos blandos
    y los tuyos duros
    Yo te los ponía en la boca
    y tú te arrancabas
    y me decías:

    "Cecilia yo no respondo
    si tú ..."
    yo te dije:
    "No me importa que no respondas
    porque yo no te voy a
    preguntar nada."

    ("Un poco de calma", Cecilia Vicuña)(34)

    El poema descriptivo en que una mirada o un punto de vista se limita a constatar lo que ve, extrema al máximo la objetividad:

    El asombro en el ojo del pintor es:
    -Un largo pasillo que se incendia
    -Unos pies que son lavados en un lavatorio
    -Labios rojos de mujer joven
    -Primer plano de nucas oscuras cuando los músicos acompañan
    los saltitos de la bailarina que alucinada baila alumbrada
    desde abajo por los focos

    ("Homenaje sin descubrimientos/A la memoria de Degas", fragmento, Bruno Montané)

    En la prosa poética, las imágenes -especialmente visuales- adquieren gran importancia:

    Los poderes los movimientos bancarios los tecnócratas incrustados
    En un atardecer que se mueve lentamente a través del cristal de
    Las oficinas los sillones reclinables el humo las piernas sobre la
    Alfombra los penes las falanges de lápices labiales la cinta del
    Teletipo las miradas las blusas verdes las raíces cromáticas en
    Las retinas los sillones de cuero las aristas los reflejos la ropa
    Interior blanca los números los paneles rojos los teléfonos

    (Fragmento de "Los poderes", Roberto Bolaño)

    

    Hay autores que producen, también, una poesía visiva, donde la palabra se une a la fotografía, al dibujo, al material plástico o al graffiti. Entre ellos: Eduardo Parra, Gustavo Mujica, Gonzalo Millán o Cecilia Vicuña.

    El tratamiento temporal o la relación del poeta con el tiempo se hace compleja porque éste pierde su carácter lineal, debido al constante cambio en las formas verbales o por la cercanía del hoy, del mañana y del ayer que pueden llegar a confundirse:

    Cuando llueve en Julio
    me preocupo por los bosques de mi infancia.
    Ese bosque del que no recogí
    ni moras, ni murtas,
    del que no traje
    ni el olor de los eucaliptos
    los sorpresivos hongos.
    Ese bosque de dudosa fisonomía
    en el que tal vez nunca estuve
    y del que trato ahora de salir
    buscando algunas marcas en los árboles
    las piedras que guiaron mi posible entrada
    temeroso de sus aviesas sombras,
    empapado de lluvia
    enterrado en el lodo
    soy un árbol más.

    ("Cuando llueve en Julio", Jorge Torres Ulloa)(35)

    

    La obsesión del paso del tiempo aparece, en ciertas ocasiones, en un intento de detenerlo para fijar y conservar las situaciones. En esta escritura del exilio o del país cambiado y perdido, se hace frecuente el reflejo y la expresión de añoranza:

    De curso cambió
    Aquel río
    La tormenta
    Derrotó al árbol
    Que perdió al pájaro

    Con fe en las raíces

    (Gustavo Mujica)(36)

    

    Tiempo y espacio, a veces, se confunden en sus características negativas o en el anhelo de variación:

    

    En que la patria borrada fue renaciendo como una playa que les
    hacía luz de sus despojos y donde resurrectas hasta las piedras de
    Chile se alzaron gritando de dicha delirantes maravilladas
    mirando todo el universo saludar la revivida que les vestía de
    fiesta los ojos

    (Fragmento de "A 1as playas de la patria", Raúl Zurita (37)

    

    Esta es una poesía que puede ser localizada o situada porque, muchas veces, explicita la concreción exacta de un esp(acio determinado, aunque en otras ocasiones -como en ciertos momentos del largo poema La ciudad de Gonzalo Millán- una buscada vaguedad tiende a la generalización e incita al lector a situar el acontecimiento donde lo sienta apropiado:

    

    Los ascensores bajan.
    Los soplones son ubicuos.
    El ascensorista es un soplón.... ...

    Dan de baja a varios generales.
    Los pasajeros suben a cubierta.
    Dan de baja a miles de obreros.... ... ...

    Piden papeles de identidad.
    Detienen a los indocumentados.
    ... ...

    Toman once.
    Toman mate.(38)

    Casi todos estos escritores se pronuncian contra la pérdida de las relaciones naturales originarias entre el hombre y el ambiente natural. La mayoría vive en ciudades que aparecen, en oportunidades, más que como simple mención o ámbito urbano -y capitalino-, transformándose en objeto poético (al que se canta), describiéndose o rechazándose:

    

    Otoño Santiago viejo y cafesoso
    El humo sale de las chimeneas
    egro
    denso
    muerto
    decididamente antiorgánico
    Y LA TIERRA TIENE FRÍO
    PARA EL QUE PISA DESCALZO
    El parque forestal
    es una perfecta tarjeta para vender en VillageOtoño Santiago
    larguirucha ciudad pálida como tía abuela
    Esta estación te queda al callo

    ("En este otoño", fragmento, Bárbara Délano)(39)

    

    En oposición, se sitúa la escritura más íntima, y menos frecuente, que nace del contacto directo con la naturaleza:

    Y cuando llovía
    sobre la carretera de Castro,
    daba la impresión
    de que el bus era una estrella fugaz
    avanzando a tientas,
    entre la totalidad de los cabellos blancos de Dios.
    Y a lo lejos,
    el pueblo, que esperaba con las luces encendidas
    colgando de una nube,
    era como lo infinito de tus ojos
    cuando esperan los míos.

    ("Ruta 5", Sergio Mansilla, 1958)(40)

    Gritos de alerta pueden parecer, a veces, estos poemas en que se denuncia o se llama a la rebelión contra la sociedad de consumo:

    y sean cuales fueren los cuentos que te cuenten, desgraciado
    la cuenta que te pasen

    saldrás del hospital, clínica o centro médico
    tarareando gracias a la vida
    motivado por los avisos y consejos de la publicidad que nos ayuda a vivir [mejor
    desde la radio o el televisor
    que tanto habrán contribuido a tu curación
    rumbo al local más cercano
    en que se pueda jugarle una cartilla a la
    Polla Gol a cambio de un templo donde sacrificar un
    gallo a Esculapio... ... ...
    O sea que en resumen habría que morirse sin alharaca

    (Fragmento de "4 trescientos sesenta y cinco y un 366 de onces", Rodrigo Lira)(41)

    Llamados vigilantes contra la monotonía, contra la cómoda seguridad, contra la rutina que maquiniza deshumanizando, violentando y haciendo olvidar la magia y novedad de cada día:
    Yo me doy una vuelta entera
    Porque así obedezco
    Pero pongo algo de mi parte
    Y no se me achica la masita blanca que me hace pensar
    Y fomento como ellos mismos dicen la iniciativa privada
    Y me perdura algo de la hermosura humana
    Y si quiero me pongo zapatos de vidrio
    Y si no los tengo me los invento
    Me los imagino
    Pero al final me los pongo
    Y con los zapatos de vidrio vuelo
    Me enajeno
    Me condecoro amador de la utopía
    ... Aunque las balas no me entiendan...

    (Fragmento de "Los zapatos de la utopía", Antonio Arévalo)(42)

    La rebeldía del poeta grita al lector porque no quiere que la realidad hostil sea tomada como inamovible. No es extraño encontrar un sentimiento de desencanto ante la locura del mundo que parece ir hacia su propia destrucción:

    moriremos todos de golpe
    decapitados por un mono mayor
    que supo regar su afrodisíaco
    y sueña con viajes infernales
    y ejecuciones cuadrafónicas
    o moriremos en paz
    cada uno en su accidente
    pero vivir muriendo
    es la peor traducción literal
    que se conoce de Vallejo

    (Fragmento de "Lo encontramos durmiendo en el rellano", Ricardo Cuadros, 1955).

    Otras veces, la repulsión ante la injusticia muestra una actitud de decidida creencia en que un cambio de sociedad podrá enmendar caminos y construir soluciones:

    No diré tu nombre
    Porque me pueden escuchar
    Hombres
    Que no quieren saber nada con 1a lluvia
    Seres que tratan de olvidar a los sin ropa
    No diré tu nombre
    Porque es el mío
    Y ni tú ni yo
    Estamos dispuestos a morir
    Sin levantar la bandera
    Que nos hará mejores.

    ("Testimonio anónimo", José María Memet)(43)

    En un mundo de incomunicación, la poesía es una herramienta que sirve para romper el aislamiento: la necesidad de participar, el intento de superar la soledad, se evidencia en el constante uso de apelaciones al oyente, llamados que solicitan la atención del auditorio:

    Se ha roto una columna: vi a Dios
    aunque no lo creas te digo
    sí hombre ayer domingo
    con los mismos ojos de este vuelo

    ("Domingo en la mañana. Epílogo", Raúl Zurita)(44)

    La ironía, el humor, la ambigüedad o el uso de ciertos efectos como el imprevisto y el suspenso, piden una mayor cercanía y una complicidad del lector que debe integrarse para comprender e intentar deducir la causa del doble sentido o del equívoco:

    La consigna era sólo una:
    caminar y encontrarse en una esquina
    con su propio cuerpo
    olvidado en una esquina

    (Carlos Alberto Trujillo)(45)

    La necesidad de eludir la evidencia reclama una comunidad con el lector que debe saber leer (u oír) lo que se le dice veladamente: trabajo del oyente y del hablante que participan, en distintas etapas, de esta escritura:

    Ay, ay, ay, que viene el huaso
    en la noche negra,
    ay, ay, ay, que viene sobre una yegua
    clavándole las espuelas.

    Ay, ay, ay, que blanco pañuelo lleva
    el huaso en la noche negra,
    ay, ay, ay, ¡qué vino tan frío toma
    este huaso'e mierda!

    Ay, ay, ay, que está llamando a las mozas
    con su pañuelo en la noche llena,
    ay, ay, ay, que ciegas son estas huasas
    que no zapatean.

    Ay, ay, ay, ya nadie le hace collera
    ni le hacen "huifa",
    ay, ay, ay, ¡qué cueca tan sola baila
    el huaso chileno en la noche negra!.

    ("La noche moderna", Armando Rubio)(46)

    El humor también le sirve al poeta para crear una distancia entre él y la materia poetizada: usa esta función cuando quiere que su relación con el mundo poético sea menos emotiva. La ironía o el humor permiten, en otros momentos, degradar, ridiculizar o mostrar un sentir frente a lo que se dice. El escritor asume, entonces, diferentes actitudes que se expresan en tonos variados donde aparece la burla o la impavidez; la serenidad o la pasión; el temple grave, festivo o trivial. Posturas que se relacionan con la utilización de diferentes materiales y modos de decir en poemas que aluden a la complejidad de una realidad que no tiene una sola faz y que no puede ser interpretada unívocamente.

    Es notoria la preocupación de casi todos los autores por su labor literaria. La inquietud y búsqueda sobre el trabajo del poeta, su actividad, su relación con el lenguaje o su necesidad de comunicación Y expresión se explicita en diversos textos:

    Y la voltereta
    Y el trapecio
    Te abandona
    Y la caída
    Te salva
    es
    La palabra
    Como red.

    (Fragmento de "Arte Poética", Gustavo Mujica)

    Y todo perdía validez en mis versos
    cuando escribía un poema dedicado a tí:

    Colocaba tu nombre entre paréntesis
    y tú
    te enredabas como en una telaraña.

    (Carlos Alberto Trujillo)(47)

    

    Como si lo humano fuera ciudad mental o campo verde
    ante una aparente sencillez al escribir versos
    que tratan, que se esfuerzan
    en darte una parcial imagen
    de esta vida

    (Fragmento de "Peligro a toda máquina", Bruno Montané)

    

    A veces, se alcanza un segundo grado de complejidad porque la metapoesía no alude simplemente a la actividad poética general sino que refiere al poema concreto y específico que se está escribiendo y que, en el momento de la lectura, está ante los ojos del lector:

    Avanza la estación.
    El poema avanza.
    El tiempo avanza.
    El autor es un hombre de edad avanzada.
    ... ... ...

    La costurera hilvana.
    El anciano hilvana.... ... ...

    El zapatero clavetea.
    El anciano compone un poema.
    El poema habla de una ciudad.
    ... ... ...

    El anciano aún respira.El anciano está en las postrimerías.
    Estos son los versos postrimeros:
    ... ... ...

    Se cierra el poema

    (Fragmentos de La Ciudad, Gonzalo Millán)

    

    sin temor ni consideraciones estilísticas, no pretendiendo
    incluso hacer por esta vez (sale p'allá) poesía, reconociendo
    una formación intelectual. Las citas de los hombres consagrados
    elevan el nivel del texto
    Volviendo al tema. Los chilenos somos todos poetas. Lo
    difícil es mantener el ritmo, las metáforas, alguna reminiscen-
    cia de lo que Ellos llaman poesía, ... ...

    Suspendamos un momento esta letanía para rendir un
    homenaje a todos aquellos que usaron alguna vez una manera de
    decir que de algún modo está presente en la intención
    de estos escritos

    (Fragmento de "Perro con alas", Jorge Etcheverry)(48)

    

    No existe una actitud homogénea frente a la función que se le otorga a la poesía ya que si algunos creen en el poder de la palabra o en su capacidad de ordenar el mundo caótico donde todo se convierte en mercancía y donde el hombre no vale por sí mismo sino por lo que posee o representa, los mismos u otros se interrogan sobre el sentido y la efectividad del poeta y su quehacer:

    

    Yo creo que tengo un gran defecto,
    un problema psíquico:
    siempre estoy intentando escribir algo útil.
    ¡Qué manía la de encontrar utilidad
    la una profesión inútil!
    Ya ven ustedes como mi obsesión practicista
    me hace llamar profesión al humilde oficio
    del poeta.

    (Fragmento de "Pequeño contratiempo justo a final de siglo", Eduardo Parra).

    Muchos autores explicitan que la palabra es la fundadora de una realidad (poética) que tiene valor en sí misma:

    llueve interminablemente dentro de una novela de tapas grises
    pero si abro la ventana no sólo entrará la brisa tibia a mi
    dormitorio también el polen y veré pájaros tomando el sol en
    los cables de luz, y en los árboles sin embargo llueve dentro
    de esta novela y un hombre se aleja corriendo de un grupo de
    cabañas más veloz que la brisa y que los trenes y la primavera

    (Fragmento de "Nenúfares", Roberto Bolaño)(49)

    Algunos poetas utilizan personajes o sucesos del pasado para mostrar su pervivencia en el presente. El ayer es mostrado desde el hoy para actualizarlo y clarificar ciertas situaciones que se asemejan, se repiten o continúan existiendo:

    ¡Oh! Esos sí que eran Dictadores!
    ¡Casimiro Marcó del Pont volverá!
    ¡Las Monarquías aún no han muerto!

    Santiago está disfrazado de campiña tranquila y reposada
    Las grandes propiedades se comen la tierra y las ansias
    La anemia se maquilla de adobe y remodelación

    La tisis y el hambre bromean con los pobres y el polvo

    (Fragmento de "Fosacomún, Trabajo sobre Santiago", Gregory Cohen)(50)

    Me llamo Arturo
    y soy un "pequeño-dios" de la oratoria
    y me asomo desde el vagón de un tren francés
    para saludar a mi chusma,
    como Narciso se asomaría sobre el lago que lo refleja,
    sobre los votos que me reflejan, sobre los fusiles que se reflejan
    en matanzas y elecciones.
    Yo soy el más hermoso de esta sala

    (Fragmento de "Palabras del obstruccionista al senado", Cristián Warnken).

    

    Esta poesía evidencia que los nuevos escritores chilenos se enfrentan e interrogan ante una realidad concreta cuya expresión literaria trasciende límites geográficos extendiéndose y mostrando el mundo del hombre contemporáneo.

    La muestra precedente ha querido asomarse a la producción de los jóvenes poetas con el propósito de señalar algunos de sus rasgos específicos. Entre sus muchas limitaciones, el carácter incompleto y fragmentario de este panorama de recorrido y obra obedece, en parte, a 1as condiciones del objeto analizado: dispersión de una poesía que proviene de una realidad fracturada que necesita del encuentro para establecer el vínculo que le permitirá transformarse en comunidad y comunicación.

    París, agosto de 1982

    

    Postdata:

    Este texto coincide, en su generalidad, con un curso sobre el mismo tema dictado en la "Segunda Escuela Internacional de Verano", realizada en Rotterdam en agosto de 1982, por iniciativa del Instituto para el Nuevo Chile.

    El tiempo transcurrido ha variado ciertos datos: fueron publicados algunos libros que en ese momento eran inéditos, se han dado a conocer nuevos autores y otras "tendencias" poéticas, etc.

    Sólo en 1983, gracias a Juan Castillo y, con posterioridad, al Primer Coloquio Internacional de Literatura Chilena, realizado en París, en junio de este año, pude acceder a obras de Carlos Cociña, Gonzalo Muñoz y Diego Maquieira, por la generosidad de Diamela Eltit, Bernardo Subercaseaux y Raúl Zurita. Estos textos exigirían, por lo menos, la mención de algunas de sus características. Este silencio, tal como muchas otras ausencias involuntarias, sólo pueden comprenderse por la distancia del exilio...

    París, septiembre de 1983


    del Texto Un mapa por completar

I Una nueva promoción

II 1973: término e inicio

III El entusiasmo y la buena voluntad no bastan por sí solos

IV Las voces comienzan a hacer camino

V El peso de una tradición

VI ¿Por qué tanta y tan variada poesía?

VII Hacia un intento de caracterización

La Práctica Poética

Las razones para explicarse la tan extendida práctica poética en Chile llevarían, obligadamente, al campo de la psicología y de la sociología, pero también pueden encontrarse algunas causas literarias...

Como señala Octavio Paz en El arco y la lira, no hay pueblos sin poesía porque ella es la forma de expresión natural de los hombres. Sin embargo, los habría sin prosa que es un género tardío. No obstante, si comparamos la literatura chilena con la de otros países latinoamericanos, con un pasado relativamente similar en extensión, no todos viven el mismo fenómeno de marcada diferencia de nivel entre la narrativa y la lírica. En México o Argentina, por ejemplo, hay muy buenos poetas, pero posiblemente priman los excelentes narradores. Pareciera que en Centroamérica existe un parangón al Chile-país-de-poetas, se trata de Nicaragua que desde Rubén Darío ha producido una pléyade de grandes líricos: Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, Ernesto Cardenal -primo de los dos anteriores-, Ernesto Mejía Sánchez, Joaquín Pasos, Leonel Rugama.

Otro motivo que podría explicar la primacía de la lírica sería la facilidad de circulación del verso frente a la prosa si se piensa, fundamentalmente, en países con alto analfabetismo, pero, así y todo, Chile era una de las naciones latinoamericanas con una de las tasas más bajas de analfabetos: 11,86% en 1970(16). Sin embargo, es probable que una tradición de poesía popular de los payadores haya creado una costumbre que redundará en una mayor facilidad para poetizar, pero tampoco esta usanza es exclusiva de nuestro país....

Quizá podría buscarse un intento de elucidación en la geografía de ese país extraño por su largura y delgadez y por su condición insular. Separado de los países vecinos por la Cordillera de Los Andes y aislado por el océano, aunque, si hablamos con propiedad, Chile no es una isla, su apartamiento puede haber producido una necesidad más imperiosa de contemplarnos y contemplar lo que nos rodea con la intención de comprendernos mejor, mediante imágenes más que con conceptos, quizá por la prisa de conocernos para poder enfrentar, con mas riqueza y menos inseguridad, lo diferente ya más cercano gracias a la palabra poética que, con frecuencia, representa una explosión de significado. Por esta razón, Humberto Díaz-Casanueva parecía acercarse a una explicación cuando, al recibir el Premio Nacional de Literatura en 1971, señalaba: "...somos un pueblo del que han brotado grandes poetas de gloria universal con el poder de sus visiones y la riqueza y la magia de su verbo, pero nosotros mismos somos parcos, con uno de los léxicos más restringidos del continente, tímidos y pudorosos de que nuestras palabras sean excesivas o broten de nuestros labios demasiado inflamadas por nuestra imaginación o por nuestros sentimientos"(17).

Todos estos intentos esclarecedores no hacen más que evidenciamos que la poesía chilena ha sido una de las formas en que se ha plasmado el modo en que los chilenos se miran a sí mismos, observan el país y sus rincones, perciben América y el mundo, y ven uno o variados modos de relacionarse con el hombre y su contorno, porque el arte es un modo de conocimiento de la realidad, pero también es una de las modalidades de re-elaborarla. Y la importancia de la poesía chilena hace que los poetas se reconozcan miembros y continuadores de una tradición que casi siempre rompe las fronteras geográficas hasta hacerse continental y universal. Cada uno de los poetas chilenos constituye, además, uno de los eslabones de la poesía contemporánea.